sábado, 23 de julio de 2011

Convive.


- ¿Sabes? Siempre pensé que el dolor sentimental era algo que alguien hacía sentir a otra persona.

- ¿Y no es así acaso?

- No. Somos nosotros quienes nos hacemos sufrir. Despejamos esa parte débil, apartamos nuestra armadura aún sabiendo que ello producirá uno de los dolores más intensos que una persona puede soportar. ¿Quieres saber por qué?

- Sí. ¿Por qué?

- Porque somos confiados, y porque, pese a ser una de las cosas que más nos puede dañar, también es una de las mejores que nos puede pasar.
Con esto quiero decirte que no culpes al resto de tu sufrimiento, porque tú eres quien permites que te hagan sufrir. Pero no te equivoques, tampoco pretendo que quieras proteger tu corazón de los intrusos.

- Creo que no te entiendo, ¿debo vivir sufriendo entonces?

- No, debes convivir con tu sufrimiento. Fortalecer tu parte más débil sin necesidad de usar una armadura.

Quiero que sepas, que cuando el dolor traspase cada centímetro de tu cuerpo y cada milímetro de tu alma, debes de pensar en los buenos momentos que te ha dado no protegerte, pero sin obsesionarte con lo que ya pasó, y entendiendo los muchos que te quedan por vivir mientras dejes olvidada a la armadura.

Ama y déjate amar, porque el amor, pasado, presente o futuro, será aquello que te permita continuar.

martes, 5 de julio de 2011

El motor de aquel ruido.

El viento rozando el negro azabache, el ruido destructivo, el dolor. Quería sacarlo ya de su cabeza. ¡Sal!
En ocasiones era capaz de dejarse llevar un rato, pero no era suficiente. Necesitaba irse. Lejos. No volver.